USAID sin fondos: El futuro incierto de las ONGs

  • La congelación de la ayuda estadounidense: un terremoto para el sector humanitario

La reciente suspensión de la ayuda internacional de Estados Unidos ha provocado un impacto devastador en el sector humanitario, descrito por muchos como un “terremoto”, una “bomba” o incluso una “revolución apocalíptica”. Esta decisión ha generado despidos masivos y ha planteado serias dudas sobre la supervivencia de numerosas organizaciones no gubernamentales (ONGs).

El 25 de enero, poco después del regreso de Donald Trump al poder, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) notificó a varias ONGs que sus presupuestos se congelaban, ordenándoles cesar actividades de manera inmediata. Esta medida fue seguida de una segunda carta, que autorizaba solo misiones de “ayuda humanitaria vital”, dejando al sector humanitario en una profunda incertidumbre.

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Para muchos miembros de ONGs en países como Kenia, esta decisión fue un golpe devastador. “La gente entró en pánico”, dijo un miembro de una ONG financiada por USAID. La falta de aviso previo no permitió a las organizaciones planificar alternativas, lo que resultó en despidos y licencias no remuneradas para el personal. En casos extremos, los expatriados se vieron forzados a regresar a sus países de origen sin un hogar fijo, ya que muchos cooperantes viven de misión en misión.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) fue uno de los primeros en anunciar despidos a nivel global, destacando que el 20% de su presupuesto proviene de Estados Unidos. La organización ejemplificó cómo esta congelación afecta a los empleados en países con economías frágiles, como Afganistán, donde las mujeres y familias dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

El impacto es significativo. USAID representa el 42% de la ayuda humanitaria global, lo que significa que las ONGs más dependientes de estos fondos se verán obligadas a reducir personal proporcionalmente. Por ejemplo, una ONG que dependa un 60% de USAID deberá reducir su plantilla en un 60%.

A pesar de que la administración Trump tiene 90 días para decidir sobre el futuro de las operaciones, muchos temen que la ayuda estadounidense se recorte de forma drástica. Kevin Goldberg, director de la ONG Solidarités International, expresó su preocupación por los socios locales que dependen de los fondos estadounidenses para sobrevivir. “Hay muchos proveedores de ayuda que desaparecerán, algunos en los próximos meses, otros en los próximos años”, advirtió Jean-François Corty, presidente de Médicos del Mundo.

La comunidad humanitaria se enfrenta a una crisis sin precedentes. “Es un terremoto”, afirmó un responsable de una ONG internacional, preocupado por el impacto a largo plazo de la “brutalidad” de la política de Trump, que podría extenderse más allá de Estados Unidos y afectar a Europa.

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