
El auge de la energía solar ha transformado por completo el panorama energético del país. Desde 2016, la capacidad instalada ha crecido un 2,150%, consolidando al sector como un pilar clave en la meta nacional de cero emisiones netas (Net Zero) para 2050. Además de impulsar la descarbonización, la energía solar reduce los costos en los hogares y fomenta un turismo más sostenible y responsable.
Los cimientos de esta transformación se establecieron en 1980, con el proyecto TC7805148 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que financió estudios sobre radiación solar por más de un millón de dólares. Aquella investigación, desarrollada por el entonces INDOTEC (hoy IIBI), en colaboración con el Banco Central y la Comisión Nacional de Energía (CNE), marcó el inicio de una nueva era de desarrollo científico y tecnológico en el país.
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Ingenieros y académicos como William Calderón, Bolívar Rodríguez, Fabián Tello, Doroteo Rodríguez y Jaime Yépez fueron pioneros en la implementación de proyectos solares, demostrando que la innovación local podía generar un impacto duradero.
Hoy, esa visión rinde frutos. Según Edward Veras, director ejecutivo de la CNE, “la República Dominicana no solo alcanzó la meta del 25% de energías renovables en su matriz eléctrica, sino que también transformó el perfil de inversión del sector”. Gracias a este impulso, el país se posiciona entre los cinco destinos más atractivos de América Latina para la inversión energética en 2025.
Empresas europeas, especialmente las españolas Ecoener y Amara Nzero, lideran el desarrollo de parques fotovoltaicos y sistemas de almacenamiento energético, consolidando a la República Dominicana como un hub regional de energías renovables en el Caribe y Centroamérica.
El panorama actual confirma que la apuesta por la investigación, la innovación y las políticas sostenibles no fue en vano. Con pasos firmes y visión de futuro, la República Dominicana avanza hacia un modelo energético limpio, competitivo y resiliente, ejemplo de progreso para la región.









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